Zuo Tianfeng era plenamente consciente de que Si Fuqing estaba en un espectáculo en los bosques del Estado del Sur.
Estaba convencido de que su participación era un factor clave en la condición actual de su hijo.
Contrariamente a la representación de Internet de Si Fuqing como un pez koi afortunado, él la veía como nada menos que un mal agüero.
Desde que dejó la familia Zuo, no habían conocido un día de paz.
—Ella, ella es... —La expresión de Zuo Zonghe era frenética mientras se agarraba a los hombros de su padre, sus ojos estaban abiertos por el miedo—. Fantasma, fantasma...
—¿Fantasma? —Zuo Tianfeng se rió con desprecio—. No me digas que te asustaste hasta este estado porque ella pretendía ser un fantasma.
El simple recuerdo de algo aterrador contorsionó grotescamente la expresión de Zuo Zonghe, su respiración se volvió agitada.
Luchando violentamente, de repente perdió el conocimiento.
