El momento en que Si Fuqing pronunció esas palabras, el grupo de hombres que intentaban forzar la entrada cayeron en un silencio atónito.
Su respuesta fue completamente inesperada.
Dejando de lado el hecho de que esto era un asunto interno de la Alianza del Doctor Milagroso, más allá del alcance de los extraños, estos hombres, todos robustos y hábiles en combate, quedaron desconcertados por la desafiante actitud de esta aparentemente delicada joven.
Mamá Jiang, igualmente sorprendida, preguntó:
—¿Esto es...?
—Este es mi amigo —Jiang Changning se recuperó rápidamente, dirigiéndose a Si Fuqing—. No los enfrentes directamente, Qingqing. Si hoy recurren a la fuerza, los ancianos no les dejarán salirse con la suya fácilmente.
—¿Ancianos? —El aparente líder de los hombres se burló al escucharlo—. No seas tan ingenua para pensar que los ancianos intervendrían en tales asuntos. Esto es simplemente una disputa interna, una competencia normal.