Bajar la cabeza para pedirle ayuda a Yu Tang era algo que Yu Yao siempre había encontrado difícil hacer.
Entre su generación, Yu Tang no era la más destacada.
Otra hija de la Familia Yu completó sus estudios universitarios a los 18 años y ya se había unido a la corporación de la familia Yu.
Pero Yu Tang era simpática, y al viejo Maestro Yu también le gustaba ella, así que Yu Yao ocasionalmente tomaba la iniciativa de cuidar de ella.
—¿Cómo lo voy a saber? —dijo Yu Tang con cautela, pero manteniendo un tono ligero—. Solo por casualidad me uní a su primer equipo en ganar la partida. Tengo mucha suerte, ¿eh? No solo conseguí a NINE el Dios, sino también a Dios Jiu y a Relámpago. Si el equipo de Deidades del Oeste sigue desafiándonos, tal vez tenga a todos los jugadores con mejor clasificación del servidor de mi lado.
Luego, preguntó a cambio, —Tercer Hermano, ¿cuál fue la clasificación de tu equipo esta vez? No te vi en el top cien.
