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—Perdona mi torpeza —dijo Su Yang cortésmente—, hace mucho que no toco la batería.
—¿Por qué todos se quedan ahí parados en shock? —Si Fuqing se sostuvo la barbilla, luciendo divertida—. Es solo una comida. ¿Realmente es tan sorprendente?
El subdirector se quedó sin palabras.
¿Podría esto siquiera considerarse una reacción normal?
¡Después de todo, este es Su Yang!
Finalmente, Yu Xiheng decidió hablar:
—Vamos a pedir.
Su Yang lo miró, frunciendo ligeramente el ceño.
—Sí, vamos a empezar a comer —Yu Tang distribuyó los menús con una sonrisa—. No sean tímidos, aquí somos todos familia. Pidan lo que quieran.
¿Familia?
El subdirector miró alternadamente entre Si Fuqing y el siempre compuesto Yu Xiheng.
Después de unos segundos, cayó en la cuenta.
No es de extrañar.
La Señorita Si se había casado joven.
Ahora tenía sentido por qué la mirada de Su Yang contenía tal desaprobación.
