—No puedo marcar la diferencia ni lograr nada como podría mi hermana. No puedo traer honor a la familia Wei y ser favorecida por la gente de alta posición. Realmente soy inútil... —Wei Qingwan se mordió el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Wanwan, ¿por qué pensarías así? —Wei Yichen frunció el ceño.
—Yo... sólo siento que soy inferior a mi hermana en todo y estoy segura de que nadie me va a querer
Después de decir esto, Wei Qingwan pensó que Wei Yichen la consolaría. En cambio, él se detuvo en seco, frunció el ceño y la miró solemnemente.
—¿Hermano mayor? —Wei Qingwan miró a Wei Yichen confundida.
—Wanwan, deberíamos alegrarnos por el éxito de Ruoruo, no temer que su excelencia nos haga perder el favor. Como miembros de una familia, aceptamos las virtudes y defectos del otro; como miembros de una familia, ¿por qué necesitamos compararnos entre nosotros? —Wei Yichen dijo con un tono serio.