—Mendigo Zhen mostró su sonrisa más encantadora y dijo: «Belleza, ya que te has quitado la ropa, ¿por qué no te quitas toda la ropa? ¿O necesitas mi ayuda?»
—La joven mujer sonrió con desdén y respondió: «Buscando la muerte».
—Al ver que la joven mujer no hacía lo que él quería, Mendigo Zhen rió y dijo: «Ya que eres tímida, entonces te ayudaré».
—Sacó un pequeño paquete de sus ropas, abrió el envoltorio y arrojó el polvo sobre la joven mujer.
—Al verla inhalar el polvo blanco, Mendigo Zhen se vio orgulloso y dijo: «No te preocupes. Este Maestro cumplirá tu deseo siempre que me lo ruegues. Te haré sentir refrescada y feliz como si hubieras ido al cielo».
—Al escuchar esto, la joven mujer sonrió y dijo: «¿De verdad? Entonces, ¿por qué no vienes hacia mí ahora? Me siento incómoda por todo el cuerpo».