Gu Jinyu siempre fue paciente y atento hacia aquellos que nunca podrían superarlo.
Sin embargo, la Señora Ling siempre había sido una amenaza para Gu Jinyu.
Tras la muerte de la familia Yao, la Señora Ling se esforzó por legitimarse. Trabajó diligentemente en la mansión durante más de una década, complaciendo a Madam Gu y a los hermanos Gu hasta tal punto que hacían lo que ella pedía, y de hecho estaba a solo un paso de alcanzar su objetivo.
No obstante, Gu Jinyu no estaba ansioso por ver que esto sucediera.
Los dos se enfrascaron en un feroz concurso que puso su mundo patas arriba, y como resultado, la persona de sus sueños se convirtió en el chivo expiatorio de su batalla.
Ahora, con la presencia de la familia Yao y él mismo, se enfrentaban a un enemigo más preocupante, y dejaron de luchar entre ellos.
—Hmm. —murmuró Gu Jiao.