Gu Jiao y Xiao Liulang primero enviaron a sus tres hermanos menores a la Academia Tianxiang y a una escuela privada, y luego los dos fueron juntos al Yamen del condado.
El Guozijian había emitido en efecto la carta de admisión, y los nombres estaban listados, pero el de Xiao Liulang no se encontraba entre ellos.
—¿Cómo puede ser? —preguntó Gu Jiao.
—Esto... —dijo el Alcalde del Condado, inquieto—. Miró incómodamente a Xiao Liulang y luego a Gu Jiao—. No sé si debería hablar.
—Habla sin temor —dijo Xiao Liulang.
El Alcalde del Condado suspiró.
Cualquiera con ojos perspicaces podría ver que había algo sospechoso al respecto. Desde que el condado comenzó a realizar el examen para niños, nunca había habido un candidato mejor que Xiao Liulang. Aunque Xiao Liulang no tuvo éxito en el examen para la universidad, su desempeño general aún estaba clasificado como el primero en la ciudad.