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Al cuarto día al atardecer, el examen terminó.
Fen Ling llegó temprano por la mañana y estuvo de guardia todo el día. Todos los demás examinados se habían ido filtrando, pero no había señales de Xiao Liulang. Esto le hizo sentir inquietud.
Justo cuando estaba contemplando preguntar a los de adentro sobre su amigo, vio a Xiao Liulang salir, con una expresión gélida.
Fen Lin se apresuró a encontrarse con él y vio que tenía el rostro pálido. —¿Qué ocurrió? —preguntó—. ¿Te sientes mal? ¿O te fue mal en el examen?
—Nada —dijo Xiao Liulang de manera despectiva.
Fen Lin dedujo por el tono de su voz que no era un problema de salud. —Escuché a algunos de los estudiantes que terminaron decir que este examen fue especialmente difícil. No te desanimes; ¡puede que hayas hecho un mejor trabajo que ellos!
—Volvamos a la posada —Xiao Liulang se dio la vuelta y se dirigió hacia la posada.
Fen Ling dudó, sin hallar las palabras.
