—Muchas gracias, hermana.
El emperador estaba profundamente absorto en la aritmética y la astronomía, así que cuando oyó mencionarlo, casi se le escapó una señal para que continuara. Afortunadamente, recordó su objetivo —Entonces, ¿qué hay de los fuelles? ¿Realmente los inventaste? Si no es así, ¿comprendes el crimen que has cometido? Sé honesta conmigo, por el bien del viejo marqués, puedo perdonarte esta vez. De lo contrario, si encuentro alguna evidencia, Gu Jinyu, conoces las consecuencias.
El crimen de engañar al monarca, lo leve sería castigado con azotes, lo grave sería azotado hasta la muerte.
Una ola de pánico se asentó en el corazón de Gu Jinyu.
—¿No la había creído el Emperador justo ayer? ¿Por qué de repente se volvió sospechoso?
—¿El Emperador convocó a Gu Jiao y luego Gu Jiao inventó algo sobre ella frente al Emperador? ¡Qué chica tan odiosa!
