—¡Hermano mayor! —Al ver a Gu Changqing, Gu Jinyu sintió como si hubiera encontrado otro salvavidas. Con lágrimas corriendo por su rostro, corrió hacia él.
Sin embargo, Gu Changqing no la notó; en cambio, pasó de largo y se detuvo cerca de Gu Jiao. Se bajó de su caballo y se apresuró hacia ella ansioso —¿Estás bien?
Gu Jiao estaba cambiando vendas a un paciente cuyas heridas eran tan graves que los vendajes se empapaban de sangre al instante.
Como hombre adulto, presenciar tal escena hacía que Gu Changqing se sintiera extraño. Extendió su mano —Dámelo a mí.
Gu Jiao negó con la cabeza —Hay unos pocos más pacientes allí; tú ayuda a trasladarlos primero.
—¿Al Salón Médico? —preguntó Gu Changqing.
—Sí —asintió Gu Jiao.
Gu Changqing inmediatamente ordenó a sus hombres que usaran tablas de madera para trasladar a los pacientes.
Había un paciente que tenía un esguince de tobillo y lesiones externas menores. Gu Changqing lo cargó directamente en su espalda.
