Xu Zhuzhu y Qin Chuyu realmente no se conocían. Qin Chuyu y Pequeño Monje estaban en la misma clase, una clase para estudiantes promedio. Su padre los presentó y él no podía desobedecerlo.
Pequeño Monje no le gusta Qin Chuyu. Una razón es que Qin Chuyu es mimado e irracional; la segunda razón es que cuando está con Qin Chuyu, nadie presta atención a lo que él dice. Pequeño Monje no entiende qué es este sentimiento, pero instintivamente se siente incómodo.
Xu Zhuzhu no tiene sentimientos particulares hacia Qin Chuyu.
Sin embargo, podía percibir que sus amigos no eran acogedores hacia Qin Chuyu.
Sintiéndose como si hubiese hecho algo mal, dijo disculpándose:
—Lo siento, no lo traeré la próxima vez.
—Está bien. Por ti, puedo jugar con él —Pequeño Monje es un niño generoso. Mientras Qin Chuyu no intente robarle a Jiaojiao, podría negociar cualquier otra cosa.
—¿A qué están jugando? —preguntó Qin Chuyu.
—Estamos construyendo casas —dijo Xu Zhuzhu.
