Gu Jiao no estaba culpando al segundo encargado, realmente no lo entendía.
Un concepto así sencillamente no existía en su repertorio emocional.
Quien fuera amable con ella, ella sería amable a cambio; quien la intimidara, ella se vengaría, incluso si era su propio padre.
La mirada que le dirigió al segundo encargado fue extraña.
El segundo encargado sabía desde hacía tiempo que ella era una chica poco convencional, sus pensamientos eran diferentes a los de ellos. Dio una sonrisa amarga y explicó pacientemente:
—Realmente, ni yo mismo puedo explicarlo, quizás... solo recuerdo la amabilidad que él me mostró una vez.
Gu Jiao todavía no entendía.
Tal vez nunca lo entendería en toda su vida.
—Si no vas a regresar a la Familia Hu, ¿qué planeas hacer? —preguntó ella.
—No lo sé.
Gu Jiao lo pensó seriamente:
—¿Por qué no vendes medicina conmigo?
El segundo encargado:
...
La sugerencia no parecía reconfortante, ¡pero gracias!