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—Llama al médico de la residencia —ordenó la Señora Ling.
—Sí —respondió la Criada.
Después de que la criada fue a llamar al médico de la residencia, la Señora Ling fue al patio de Gu Changqing —He notado que tienes la cara herida. Te he traído un poco de medicina dorada para heridas.
No bien había terminado de hablar cuando notó que el recadero de Gu Changqing ya estaba aplicando alguna medicina en sus heridas.
Ella sonrió, se acercó y dijo —¿Ah? Esto no parece la medicina para heridas de nuestra residencia. ¿Es un nuevo remedio del campamento militar?
Gu Changqing hizo una pausa por un momento —No, me la dio un doctor de afuera.
—¿Cómo puedes usar casualmente medicinas de afuera? Mejor usa la de nuestra residencia —la Señora Ling le pasó su medicina dorada para heridas.
Indiferente, Gu Changqing dijo —No es necesario, esta está bien.
La Señora Ling se sorprendió, sonrió y recogió la medicina para heridas —Bueno, como quieras.