Shen Jianhua asintió, sabiendo que Zhou Lanfang no era de las que gastaban dinero a lo loco o sin control, razón por la cual generalmente no intervenía en sus hábitos de gasto.
—Siyu, ¿quieres volver con tu tía? —preguntó.
—Yo... —Zhou Siyu jugueteaba con su bol usando sus palillos, expresando su reticencia a regresar. La casa solo tenía dos habitaciones, donde varios niños tenían que apretujarse en una cama grande para dormir, una experiencia verdaderamente insoportable.
Una vez en casa, su madre le exigiría hacer esta tarea y aquella, y la regañaría si no las hacía bien.
Pero dado que Shen Jianhua había preguntado, le preocupaba que decir que no volvería podría hacerle pensar que no tiene corazón, especialmente porque estaba cerca el Año Nuevo y no estaba considerando ver a sus padres.
Así que deliberadamente puso una excusa —Si vuelvo, ¿quién cocinará para ustedes?
¿Cocinar?