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Zhao Li apenas había tenido la oportunidad de intercambiar cortesías cuando Song Yunuan vació las verduras secas de su bolsa de tela sobre la tabla de cortar fuera de la puerta de la Hermana Zhao.
Mientras Zhao Li observaba el montón de frijoles verdes, brillantes y las setas secas de olor sabroso, sabía que tales cosas eran difíciles de conseguir en estos días a menos que se gastara dinero para comprarlas en el campo. Pero con multas estrictas por ser atrapado, nadie se atrevía a correr el riesgo.
—Pequeña Nuan, eres demasiado educada —dijo—. No sé qué decir. Gracias.
Song Yunuan regañó:
—Hermana, no seas tan formal conmigo. De lo contrario, no me atreveré a venir por los dumplings al vapor la próxima vez.
Zhao Li era una persona directa.
Invitó a los tres hermanos a pasar a conversar e incluso ofreció prepararles una bebida de esencia de trigo y leche.
