—Los ojos de Lin Yuan se abrieron como platos, sin entender por qué el chico que acababa de mirarla desde abajo de repente se había lanzado frente a ella, tapándole la boca.
—A regañadientes se separó de los labios de Lin Yuan, Xia Zheng se frotó la nariz, claramente insatisfecho con su torpe confesión pero aún encantado —Tú, siempre imponiéndote en los días normales, ¿por qué eres tan torpe al confesarte? ¡Ay, ay! Debo estar ciego por haber elegido a una mujer tan tonta. ¡Cómo puedo confiarte que gestiones mis Edificios Fuman en el futuro!
—Lin Yuan seguía aturdida por su beso, apenas recuperando sus sentidos cuando lo escuchó suspirar repetidamente, lo que realmente la irritó.