La tienda de telas siempre ha sido gestionada únicamente por Mo Sanniang, y aun durante los momentos más ocupados, esta mujer astuta y capaz podía mantener la tienda ordenada y bajo control.
Pero hoy, con solo dos clientes en la tienda, Mo Sanniang estaba algo distraída, sin siquiera darse cuenta de cuando Lin Yuan se acercó a la entrada.
Una de las dos clientes era una mujer cerca de los cuarenta, la otra una joven de no más de veinte años. La mujer mayor llevaba una tela roja desgastada en su parte superior y una falda del mismo color abajo. Su cabello estaba peinado de manera muy decente, pero por alguna razón, insistía en llevar una peonía de oro puro en el cabello. El aspecto general era de mal gusto y desigual.