—Sí, sí, ya me acuerdo, ¡y ciertamente no diré tonterías de nuevo! —se apresuró a prometer que no hablaría de más, y solo entonces Li Chang soltó su barbilla. Lin Siyu no se atrevió a hacer movimientos precipitados ni a indagar indirectamente sobre la identidad de Xia Zheng, pero por intuición, sabía que Xia Zheng era más que simplemente el Joven Maestro de la Mansión Fuman.