—La Señora Liu, al oír el tono de su hermana menor tan parecido al de su madre, soltó una risita —juguetonamente le dio una palmadita en el hombro a su hermana y la regañó con falsa seriedad—. Mira quién habla. Yuanyuan ya está llegando a la edad de hablar de matrimonio, y aquí estás tú, su tía pequeña, todavía soltera. ¿No te da miedo que se ría de ti?
—Al ver que su hermana sacaba a relucir sus propios asuntos matrimoniales en su encuentro, Liu Limin puso los ojos en blanco e hizo caso omiso, sosteniendo a sus dos pequeñas sobrinas de las manos. Como si fuera por arte de magia, sacó un paquete de dulces pasteles y, tal como cuando eran jóvenes, las tentó para que la llamasen tía de nuevo.
—¿Qué no habían intentado Lin Wei y su hermana antes? Sin embargo, viendo el afecto y entusiasmo de su tía pequeña, la llamaron alegremente, haciendo que Liu Limin se llenara de felicidad.