—Lan Hua sintió un brote de alegría al principio, pero luego recordó lo que acababa de pasar y sintió un punzada de culpa. Lin Yuan le había confiado la gestión de la tienda de tofu, demostrando confianza en ella, pero, ¿qué había hecho ella? En realidad, dejó que esa mujer sin vergüenza la pisoteara, dejándola sin poder pronunciar una sola palabra en respuesta. Realmente estaba demasiado avergonzada para enfrentarse a Lin Yuan de nuevo.
—Las otras mujeres tenían expresiones incómodas, todas reflexionando si habían dicho algo inapropiado que Lin Yuan podría haber escuchado.
—Sin embargo, Altavoz salió rápidamente de su breve estupor y rápidamente adoptó un aire de indiferencia. Se levantó lentamente de su taburete y saludó a Lin Yuan con una sonrisa —¿Ah, el Jefe está aquí? Pasa, pasa, toma asiento.
—Lin Yuan la miró, luego a la cuchara que Altavoz acababa de patear, caminó lentamente hacia ella, se agachó y la recogió —Esta cuchara, ¿por qué está en el suelo?
