Observando a la mujer en silencio, aunque Xiao Wanxue estaba preocupada por su hijo menor y los ansiosos miembros de la familia que se habían enterado de las noticias, su rostro se mantuvo tranquilo y compuesto, su mirada serena como el agua, sin rastro de pánico o miedo.
Cuanto más calmada aparecía Xiao Wanxue, más resentía la mujer, apretando la mandíbula de Xiao Wanxue tan fuertemente con su mano que parecía que la iba a triturar.
El penetrante dolor que carcomía los huesos en su mandíbula tornó el rostro de Xiao Wanxue pálidamente mortal, pero ni siquiera frunció el ceño, solo mantuvo a su hijo fuertemente abrazado.
Fuera de la habitación, Yang Chengrong ya no pudo contenerse, pateó la puerta con un pie y se lanzó directamente hacia la mujer.
Algunos lo siguieron de cerca, mientras que otros entraron por la ventana rota.