—¿Qué ocurre, Princesa? —Bajando de su corcel, Mo Mei se acercó a Yang Mengchen con una expresión confundida.
Yang Mengchen apretó los labios y no respondió, solo miró fijamente hacia adelante.
—Lv Luo, Shan Cha, ¡notifiquen a todos que se preparen para la batalla! —Yang Mengchen susurró sus órdenes—. Hong Ling, ve al carruaje de atrás y, junto con Bai He y los cuatro más, protejan bien a la Hermana Jin —Luego, hizo una seña para que Qing Hen se acercara y susurró unas palabras en los oídos de Mo Mei y Qing Hen.
El grupo inmediatamente obedeció y fue a llevar a cabo sus instrucciones.
Observando un cierto punto en la jungla a su derecha, la expresión de Yang Mengchen era serena y compuesta, sus oscuros ojos insondables, y centelleaban con un filo frío y afilado como el de una hoja de hielo.
