—Sin embargo, por esta vulgar, estúpida miserable, realmente despreciaste mi profundo afecto. No solo me rechazaste despiadadamente, sino que también me enviaste hacia ese idiota de Nan Dong y además me desterraste de la mansión, para nunca volver a verme.
—Te amé durante tantos años, ¿por qué no pudiste acceder siquiera a esta pequeña petición mía? ¿Por qué me tratas de esta manera?
—Si en aquel entonces no me hubieras rechazado, tu hijo mayor no habría estado a punto de ahogarse en el estanque, tu segunda hija no habría nacido prematuramente y desaparecido durante varios años, acabando tan vulgar que todos la despreciaban, y tu hija menor no se habría vuelto tímida y cobarde, odiándote hasta los huesos. ¡Todo esto es tu culpa, toda tu culpa!
—Con dos sonoras bofetadas, la Señora Nangong miró a Qiu Yue, cuyas mejillas estaban hinchadas y de cuyos rincones de la boca brotaba sangre fresca; su voz era calmada sin ninguna emoción: