—Lu Zhendong le alcanzó un vaso de agua a Lu Jingyi e incluso sopló sobre él para enfriarlo antes de entregárselo.
Este trato especial solo se le daba a Lu Jingyi; nadie más tenía ese privilegio.
—Lu Jingyi lanzó una mirada a Lu Zhendong. Después de enterarse de lo que Lin Xiao había mencionado, comenzó a sentir un atisbo de miedo hacia él.
Después de que Lu Jingyi terminara su agua, Lu Zhendong colocó el vaso en un armario.
—Xiaojing, ¿quién te enfermó? —preguntó Lu Zhendong, queriendo defenderla.
—Los ojos de Lu Jingyi parpadearon varias veces, recordando lo que Lin Xiao dijo. No podía culpar a Lin Xiao, así que tenía que encontrar una manera de desviar a Lu Zhendong. —Papá, ¿estoy enferma? Solo pensé que mi garganta estaba incómoda, no sabía que era una enfermedad.
—Lu Zhendong escuchó las palabras de su hija. ¿Estaba insinuando que ella no sabía sobre su enfermedad? ¿Y que no tenía nada que ver con Lin Xiao?
