(Dedicado a todos mis encantadores lectores.)
Ranon, Lana, Aiko, Ames y Tara vitorearon mientras Siroos observaba con orgullo a su hermano aceptar el hacha con manos temblorosas.
—Bendito. SIL, has elevado mi estatus. Nunca lo hubiera imaginado —no tengo palabras.
Levantó el martillo hacia los cielos y el trueno reía sobre él como pequeñas chispas de gusanos azules. Chisporroteaba y envolvía por completo a Faris, haciendo que sus ojos amarillo-anaranjados se tiñeran con el plateado-azulado del trueno que iba a dominar.
—¡A los nuevos comienzos! —gritó con su brazo levantado que parecía haber sido completamente engullido por la electricidad chisporroteante.
—¡A Faris! —los demás corearon detrás de él.
Cassandra recogió la daga y se la ofreció a Aiko.