—¡Comandante Razial! —Siroos llamó al hombre de cabello ébano. Paseaba justo afuera de la vivienda.
Deteniendo sus pasos se giró para observar la imponente figura de Siroos acercándose.
—¡Alfa Siroos! —lo reconoció con una expresión inexpresiva, quedando un pequeño rastro de cansancio.
—¿No puedes dormir? —preguntó Siroos, deteniéndose junto al hombre con una capa que indicaba su rango.
Razial exhaló un suspiro frustrado y negó con la cabeza.
—Un lugar nuevo puede hacerte eso. ¿Qué te parece dar un paseo? Es posible que aclare tu mente —Siroos hizo un gesto hacia adelante y ambos hombres comenzaron a avanzar. Los celos que Siroos había sentido por este hombre se habían desvanecido silenciosamente desde el momento en que se enteró de que Razial nunca había tocado a Cassandra. Se diluyeron aún más tras la revelación de Faris.
—¿Princesa Lotus? —preguntó Razial, con preocupaciones tan profundas que estaban grabadas en su rostro apuesto.