(Hace 500 años)
(Ubicación: Reino Celestial, Axioma.)
Tras la sentencia de Asara y Kael, Arkiam (dios del trueno) seguía furioso. La mayoría de los dioses y diosas se habían dispersado, regresando a sus reinos y tareas cuando una luz cegadora apareció frente a Arkiam.
Sus centinelas lo protegían con sus bastones dorados y cuerpos relucientes, adornados con sus uniformes decorados.
—¿Quién se atreve a pisar mi reino? —La voz de Arkiam retumbó como finas franjas de relámpagos que caían directamente sobre el corazón de alguien para atormentarlo.
La luz blanca cegadora se transformó lentamente en una figura femenina. Como la luna, era blanca y pura. Con cabello largo plateado que caía mucho más abajo de sus pies y se esparcía a su alrededor como una cortina de hilos plateados. Su tez era extremadamente clara y sus pequeños labios eran rosados.
Adornada con un vestido perlado transparente con gemas celestiales incrustadas, tenía sus delicadas manos entrelazadas una sobre otra.