Las orejas de Cassandra se aguzaron al escuchar el nombre de Kela. Dicen que la envidia es una emoción peligrosa.
Se enroscaba firmemente alrededor del corazón, apretándolo en su feo agarre, como un vicio de inseguridad y envidia. Sus pensamientos y emociones estaban torcidos y un dolor persistente se asentó en su corazón.
Nunca le dijo a Siroos que fue Kela quien le reveló la verdad, haciéndola preguntarse quién lo hizo.
—Siroos, no hace falta alargar este asunto. Deja a Kela fuera de esto —pidió Haylia a su hijo con un movimiento de cabeza. Su cabello estaba recogido en un bonito peinado trenzado, ni un solo cabello estaba fuera de lugar.
Cassandra no pudo contenerse más. Había permitido que hablaran sobre si Siroos debería tener un heredero o no, pero estaría condenada si permitía que Kela estuviera cerca de su compañero.