Siroos y Razial regresaron después de recopilar toda la información que pudieron de Tamkil. Aunque no sabía del árbol que buscaban, adquirieron bastante información de Tamkil.
Aiko y Faris habían llegado al punto de encuentro para recogerlos. Faris había acompañado a su compañera, sin desear que ella fuera sola.
—Me alegra que hayas venido —dijo Aiko, acomodándose en un gran tronco en el interior del bosque nevado. Su abrigo negro estaba cómodamente envuelto alrededor de ella.
—No podría dejar a una dama esperando aquí sola —respondió Faris con naturalidad, pateando una piña y dejando que una cortina de nieve volara en el aire.
Aiko soltó una risita y abrió un portal delante de Faris y otro detrás de él.
La piña voló a través del portal frontal y salió por el de atrás, golpeándole la espalda.
—¡Ay! —Se giró rápidamente frotándose la espalda y encontró la piña tirada detrás de él.