Para cuando Siroos había revelado cada detalle a Lotus, ella estaba aturdida. Una tempestad de rabia se había gestado en su interior.
—¿Así que ella ha estado sufriendo desde el momento en que se la llevaron? ¿No sintieron la necesidad de decirnos la verdad, decirle la verdad? ¿Y ahora ha sido llevada por un enemigo que nadie vio? —Lotus se levantó de su lugar exasperada, agarrándose la cara. Su poder salió de ella en forma de cientos de enredaderas, arrastrándose por el suelo de la biblioteca, trepando las paredes y el techo.
Algunas comenzaron a subir por los estantes de libros, tirando varios libros de sus estantes y dejándolos caer al suelo, abriéndose y revelando su contenido.
Algunas se arrastraron hacia Siroos, quien se apartó justo a tiempo para evitar que se enredaran alrededor de su torso.
Faris también retrocedió, aunque no se extendían hacia él, pero parecían bastante mortales y podrían ser dolorosas.
