Cuando se bajó la solapa, el lugar parecía el interior de una enorme pirámide. La linterna que Faris había traído iluminaba el lugar, delimitando las escamas del dragón dormido en rayas doradas.
Cassandra recogió el bálsamo curativo que Fownso había dejado. Él había cosido la herida pero indicó que el bálsamo debía ser aplicado para acelerar el proceso de curación.
Quitando la tapa de madera, Cassandra tomó un poco del material verdoso y musgoso con su dedo índice y medio antes de aplicarlo suavemente sobre su herida. Era un corte profundo y él ya no podía curarse instantáneamente con sus poderes de curación suprimidos. Su otra mano descansaba en su vientre que se levantaba y bajaba lentamente mientras él exhalaba e inhalaba.