Como de costumbre, Siroos observaba a Cassandra entrenar con Faris cerca del oasis. Estaba a una distancia segura, de pie en la parte superior de su morada de piedra, para que ella no pudiera verlo.
Faris la estaba ayudando a identificar diferentes tipos de plantas y bayas comestibles.
El Sanador Fownso también estaba con ellos, les enseñaba sobre diferentes hierbas y plantas comunes para que Cassandra pudiera aprender sus nombres y usos.
Ella se había vuelto bastante hábil en su entrenamiento, ahora podía disparar fácilmente a un objetivo en movimiento.
Parecía más tranquila en los últimos días, había habido un cambio en ella y Siroos no podía precisar cuál era.
Pero Cassandra no había estado llorando incesantemente durante las noches. Él solía dar una vuelta fuera de su cámara cuando se retiraba a ella. No había oído sus suaves sollozos que solía escuchar diariamente cada vez que se acercaba a su cámara. Era un alivio que al menos no se estuviera castigando a sí misma.