Siroos se quedó helado por un segundo, al ver su rostro lloroso; las hojas marchitas del retoño se aferraban a ella como si le proporcionaran apoyo. Se habían tornado azules.
Sus ojos dolorosos contenían tantas preguntas y emociones.
Traición
Engaño
Deshonestidad
Angustia
Desesperación
Le abrieron el corazón y le enviaron punzadas al abdomen como si alguien lo estuviera destripando vivo. Ella apenas había empezado a aceptarlo y ahora estaban de vuelta a una situación peor que cuando empezaron.
—Tara, danos un momento —pidió Siroos y Tara se alejó rápidamente, asintiendo con la cabeza.
Él dio pasos cautelosos hacia ella, pero su voz quebrada lo detuvo.
—No te me acerques —Su corazón deseaba saltar de su pecho mientras el lazo roto entre ellos ronroneaba en agonía por su situación.
—No lo haré, solo deseo hablar —dijo él rápidamente, ignorando la tormenta que el lazo estaba causando en su pecho. Sus ojos no podían dejar de mirarla.