—Nada especial —sonrió Ye Shaohua.
Pero esta frase sonó a evasiva para todos los demás.
Xu Mengjie miró las expresiones de los estudiantes alrededor y, sin ganas de hablar más con Ye Shaohua, llamó directamente al camarero para pagar la cuenta.
El grupo avanzó de manera ruidosa y bulliciosa, de dos en dos o de tres en tres.
La mayoría intentaba congraciarse con Nie Xi y Pan Sheng.
Sus capacidades eran evidentes sin necesidad de decir una palabra.
Nie Xi, aunque aún no se había graduado, ya era una estrella en ascenso. Conocer a una futura superestrella mejoraría enormemente el estatus social de uno.
Al girar la esquina, se encontraron con un grupo de personas.
A la cabeza había un joven con gafas de montura dorada. A diferencia de Nie Xi y los demás, este hombre, aunque destacado, exudaba una profundidad inaccesible.
—Su Qin, qué coincidencia encontrarte en Ciudad B —Pan Sheng se animó al ver al joven.