Tan pronto como habló el Mayordomo Bai, Liu Yuan miró a Ye Shaohua, con los ojos abiertos como platos, incapaz de creer lo que estaba escuchando.
El Señor Liu se sorprendió por Ye Shaohua y tardó varios minutos en recuperar la compostura —¿Un... maestro de alquimia?
—Sí, un maestro de alquimia. El Maestro Murong sigue esperando a la Señorita Ye, así que nos marcharemos ahora —El Mayordomo Bai hizo que alguien entregara los regalos de la Residencia Bai al Señor Liu antes de seguir a Ye Shaohua afuera.
Una expresión de deleite se extendió por el rostro del Señor Liu.
—¡Shaohua realmente va a convertirse en una maestra de alquimia! —Liu Yuan sacudió emocionadamente el brazo de su hermana.
Sin embargo, cuando la Joven Dama de la Familia Liu escuchó las palabras de Liu Yuan, la expresión ya sombría en su rostro se volvió aún más lúgubre en un instante.
Se quedó detrás del Señor Liu, con los labios apretados, sin pronunciar una palabra.
