Al escuchar estas palabras, Shuangyue apretó los dientes. Miró a Sun Ping —¡Quién iba a pensar que la persona salvada por la Dama resultaría ser un ingrato sinvergüenza como tú! Digamos que nunca te vi hoy!
Detrás de ella, Sun Ping sacudió la cabeza, un brillo agudo parpadeando en sus ojos.
Una vez acostumbrado al lujo, es difícil vivir frugalmente. Después de vivir tan buena vida, ¿cómo podría seguir a Ye Shaohua y sufrir?
En cuanto a la Emperatriz, creía que todos podrían caer, pero no la Emperatriz.
Shuangyue había desaparecido y originalmente Yuwen Zhe quería que alguien la arrestara también. Desafortunadamente, Shuangyue desapareció en ese momento y, aun volteando el Palacio Imperial entero, no podían encontrarla.
Esto los hizo aún más desconfiados hacia Ye Shaohua y aumentaron las guardias en la Prisión Celestial.
—¿Todavía Ye Shaohua no ha revelado quién está detrás de ella? —Yuwen Zhe miró al jefe de la prisión.