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La madre de Ye siempre había albergado un profundo temor a la Familia Zhao.
Habiendo crecido en el campo, era difusa sobre el concepto de personas adineradas, pero a partir de las descripciones que la madre de Zhao daba sobre Zhao Yijun, sabía que Zhao Yijun era sobresaliente—además, estaba el rencor de años anteriores.
La Familia Zhao se había convertido en una pesadilla invencible en su mente; el Anciano Maestro Zhao siempre la había menospreciado, de esto era consciente.
Pero la madre de Ye no podía permitir que Ye Shaohua fuera humillada por ellos también. Su hija había sido criada tan maravillosamente. Sí, no estaba a la par con Zhao Yijun, pero cuando fuera al Inframundo, todavía tendría la cara para explicarle las cosas a Zhao Yan.
Sin embargo, si no se iban de la Ciudad Imperial ahora, y sus propios asuntos fueran sacados a la luz por la Familia Zhao, Shaohua nunca borraría esta mancha de su vida.
No podía permitir que Shaohua cargara con este peso, debían irse.
