—Eso... —Yun Hao estaba impactado por esta escena.
En sus ojos, Ye Shaohua siempre había sido una pequeña mujer que necesitaba la protección de Yun Mo, y nunca había visto su lado asertivo antes.
—No hables —Barry enganchó el cuello de Yun Hao con su mano y directamente lo escoltó hacia fuera—. Al jefe no le gusta que la gente hable demasiado.
—¿Jefe? —No fue hasta que abordaron la aeronave que Yun Hao finalmente reaccionó.
Barry sonrió,
—Sí, tenías curiosidad por saber quién es nuestro jefe, ¿no? Es ella.
Yun Hao abrió la boca de par en par pero finalmente no pudo pronunciar una palabra.
Yun Mo tuvo un sueño muy largo, al igual que muchas veces antes, donde solo podía observar cómo la mujer, radiante en su belleza, moría fuera de las murallas de la ciudad. Por más que gritara o quisiera salvarla, siempre terminaba en impotencia.
De los fragmentos del sueño, supo que el nombre de la mujer era Ye Shaohua.