—Si yo no estoy molesta, ¿por qué lo estás tú? —Ye Shaohua le dio unas palmaditas en el hombro a Shu Man y luego volteó la cabeza con calma para mirar a Ye Shaoling—. El jefe de la Familia Ye me dijo esto hace tiempo, no hay necesidad de que tú lo repitas. Por favor, vete.
Shu Man no sabía por qué, pero aunque el tono era el mismo de siempre, podía escuchar un sentido subyacente de pérdida.
No siguió a Ye Shaohua de vuelta al laboratorio, y no fue hasta que no pudo ver más a Ye Shaohua que cerró sus puños con fuerza y, sin previo aviso, los estrelló fuerte contra la cara de Ye Shaoling.
La Familia Shu había caído porque no podían controlar la abrumadora energía dentro de ellos, pero ahora siendo capaz de controlar el 30 por ciento, incluso esa fuerza no era algo que las personas ordinarias pudieran soportar, y menos Ye Shaoling, que nunca esperó que la amiga de la despreciada Ye Shaohua fuera tan poderosa.
