—Ella admitió que quería retroceder. Todo el tiempo, todos habían dicho que era especialmente fuerte, especialmente racional, especialmente indiferente.
—Pero ahora, frente a Xu Boyan, se sentía impotente.
—Xu Boyan había estado mirando a los ojos de Lu Qingyi, y cuanto más miraba, más le parecían increíblemente familiares.
—Se parecían justo a los ojos del niño en casa.
—¿Niño? —El "corazón" de Xu Boyan de repente dio un vuelco.
—Preguntó —¿Puedes quitarte la máscara y el sombrero? —Tenía mucha curiosidad.
—Lu Qingyi bajó un poco su sombrero y respondió fríamente —No.
—Luchaba por dentro. Si se quitaba el sombrero, su identidad quedaría expuesta ante Xu Boyan y todo llegaría a una conclusión. Pero ahora tenía miedo.
—Tus ojos son hermosos.—Xu Boyan lentamente guardó el arma en su bolsillo y habló despacio.
—Realmente eran hermosos, tan hermosos como los ojos de Lu Qingyi.
