Finalmente, después de un cuarto de hora, Dao Xuzi comenzó a retirar las agujas, y para su sorpresa, las puntas de las agujas de plata tenían una gota de sangre negra en ellas.
—¡Ah! —Dao Xuzi suspiró—. ¿Qué clase de persona has logrado ofender? Alguien usó un veneno tan malicioso contigo...
Gu Qingheng también tenía una mirada de desamparo en su rostro.
—Sin embargo... —Dao Xuzi de repente levantó una ceja ligeramente—, tu maestro...
—Changyangzi —La voz de Gu Qingheng era ronca cuando habló—. Si no fuera por los métodos únicos de cultivo interno que mi maestro me enseñó, me temo... Pero el viejo es elusivo como el Dragón Divino, difícil de ver su cabeza o cola. He intentado contactarlo, pero no ha habido respuesta...
—¡Ah! —Dao Xuzi de repente suspiró otra vez, un fulgor de tristeza apareció en sus ojos, pero rápidamente recuperó la compostura—. Soy un viejo conocido de tu maestro. Si él no ha venido, pues que así sea. ¿No he venido yo, el viejo, a ti?
