—Ese hijo de puta de Yang Baifu... —Sanni maldijo sin rodeos.
—Esto... —La cara de Xun Hui se puso pálida en un instante—, ¿cómo pudo pasar esto? ¿Cómo suponía que iba a enfrentarse a alguien? ¿Cómo se suponía que enfrentaran a alguien los niños? De repente, sintió que su visión se oscurecía y luego cayó hacia atrás.
Ruxin reaccionó rápidamente, sosteniendo la espalda de Xun Hui, para luego acostarla y pellizcarle el filtrum.
—Xinxin... —Xun Hui abrió los ojos lentamente—. Las lágrimas caían—, ¿por qué te molestaste en salvarme? ¿Por qué era tan amarga su vida?
—¿Quieres morir? —Ruxin soltó una risita burlona—. Entonces golpéate la cabeza contra una pared, tírate a un río o córtate las muñecas ahora...
—Hermana mayor, no enfades a madre... —Erni también lloró.