Guan Tongshi se quedó momentáneamente sin palabras, incapaz de responder. Había asumido que Yang Ruxin vendría a su casa, ¿no es así?
—Iremos a la casa de la Hermana Xiaoyu, no a la tuya —gritó Xiaofeng—. Es más cerca por aquí.
—Estás mintiendo; claramente sabías que mi hermano iba a volver hoy —replicó Guan Qingyue con el cuello tieso, gritándole a Yang Ruxin—. ¿Por qué si no ibas a tomar este camino normalmente? Solo eres una puta, tú...
La expresión de Guan Tongshi se agriaba de inmediato, y su mirada hacia Yang Ruxin se agudizó. ¿Cómo podría su maravilloso hijo tener algo que ver con una chica del pueblo?
—Yang Ruxin, con una sonrisa que no era del todo una sonrisa, miró a Guan Danian:
— ¿Ves por qué tu querida hija fue golpeada, verdad? Tu hijo está destinado a ser un oficial, sin embargo, su hermana no puede parar de decir 'puta'. Tsk, tsk, si se corre la voz...
—¡Cállate! —Guan Danian estalló contra Guan Qingyue—. Entra a la casa.
