—Gu Qingheng hizo una pausa—. El Restaurante Baiwei siempre ha estado sin rival.
—Eso está a punto de cambiar —Yang Ruxin extendió sus manos y luego resumió brevemente la situación—. Así están las cosas. Lamentablemente, he defraudado tu amabilidad.
—¿Qué estás diciendo? —Gu Qingheng sacudió la cabeza—. Hiciste lo correcto. —Hizo una pausa—. Solo pienso que el Restaurante Baiwei es muy grande, no solo aquí sino también en Ciudad Prefectural y Pekín. Si pudieras colaborar con ellos, las ventas estarían garantizadas, pero ya que ellos son tan superficiales, no hay necesidad de complacerlos.
—Me alegra que entiendas...
—Lo que sea que hagas, puedo entenderlo —Gu Qingheng sonrió—. Solo estaba pensando, ¿qué pasa si la Familia Shen lo lamenta después de algún tiempo?
