—Tía solo preguntaba casualmente —dijo Yang Baihui con una sonrisa incómoda—. Dijiste que cuando la familia se separó, Tía no lo sabía. Si lo hubiera sabido, definitivamente no te habría dejado pasar hambre.
—¿De verdad? —Los ojos de Yang Ruxin se agrandaron instantáneamente—. ¿Tía está dispuesta a ayudarnos? Eso es genial, entonces ya no tendré que ir a la montaña...
—Somos familia —sonrió Yang Baihui—. Por supuesto, deberíamos ayudarnos unos a otros. —Pero por dentro, sintió un toque de arrepentimiento—. ¿Por qué sentía que acababa de cavarse un hoyo?
—Segundo Tío Gu me dio un poco de plata porque sentía lástima por mí, pero definitivamente no es suficiente para tratar a mi madre. A lo sumo durará un mes o dos ya que todavía necesitamos acupuntura regular además de la medicina herbal —Yang Ruxin miró a Yang Baihui con ojos esperanzados—. Tía, ¿puedes prestarnos un poco más de plata...