Yang Ruxin miró la cara del viejo, que se había puesto roja de ira, y sintió que su corazón se estrechaba levemente, pero al notar que su semblante se calmaba lentamente, su corazón también se tranquilizó.
—Tú, chica... —Abuelo Yang finalmente soltó un suspiro, abriendo la boca de forma algo impotente—. Antes, eras tan callada como una calabaza, y ahora de repente te has vuelto tan astuta... —Nunca dudaría de la decisión de esta chica; si no estuviera de acuerdo, ella realmente podría llevarse a sus hermanos y marcharse.
—No tuve opción; me vi obligada. —Yang Ruxin sonrió—. Parecía que el viejo estaba de acuerdo. Aunque ella dijera que no importaba y que realmente no le importaba, tenía que considerar los sentimientos de sus hermanos y de Xun Hui, que pronto despertaría. Estas personas eran verdaderos antiguos, y para ellos, la ausencia de una familia debía ser aterradora.
