—Hehe... tos tos... —La niña reía felizmente, pero no pudo evitar toser.
—No hables ahora, ¿qué tal si hablamos después de que Xiaobao mejore? —Yang Ruxin rápidamente y con suavidad le dio palmaditas en la espalda a la niña—. Cierra los ojos y duerme un poco, ya casi estamos en casa...
La niña miró a su hermano, lo vio asentir y realmente cerró los ojos de nuevo, pero su pequeña mano se aferró con fuerza a la ropa de Yang Ruxin.
—Realmente no esperaba que fueras tan bondadosa —el Doctor Wang no pudo evitar exclamar, sintiendo compasión, la cual también es esencial para un doctor—. ¿Por qué pensaba cada vez más que esta chica sería una excelente aprendiz de medicina?
—Los niños son inocentes —sonrió Yang Ruxin—. Sería diferente si no tuviera capacidad, pero como tengo la capacidad, pues mejor echo una mano. También es una forma de pedir bendiciones para mi madre.
Wang Zhenggang sonrió y asintió, sintiendo lástima pero no dijo más.
