```
Después de salir del espacio, Yang Ruxin volvió a subirse al kang. Los pequeños dormían como cerdos y no habían notado sus movimientos, por lo que ella pudo dormir bien toda la noche.
Al segundo día en su nuevo hogar, cuando Yang Ruxin se despertó, encontró que Erni ya se había levantado y estaba en medio de hacer bingzi.
—¿Tan temprano? —Yang Ruxin salió de puntillas, sin querer despertar a los niños dormidos.
—¿No dijo la Hermana Mayor ayer que iba a la montaña hoy? Estoy haciendo algo para comer para ti —Erni modelaba la masa de maíz, que había amasado con agua, en un pequeño bollo, lo golpeaba contra el lateral de la olla con una palmada, luego lo aplastaba con su pequeña mano hasta que se convertía en una torta plana del tamaño de una palma. Cuando el porridge estuviera listo, el bingzi también lo estaría. Para entonces, un lado estaría dorado y al morderlo sería crujiente y sabroso.