Yang Baihui llegó a la puerta del patio y no pudo resistir darse vuelta para echar un vistazo a los hermanos Zhou, luego trotó, un poco cómicamente debido al fuerte dolor en su rodilla por la caída anterior que hacía que su postura al correr fuera bastante divertida.
Yang Ruxin solo esbozó una fría mueca de desprecio, pero una sensación de vigilancia ya había surgido en su corazón. Inicialmente pensó en no apresurar las cosas, con la intención de esperar a que el clima se enfriara antes de establecer un hogar separado para ella misma, ya que el clima más fresco significaba un menor riesgo de infección en las heridas, e incluso si tuviera que guardar cama después de ser golpeada, no sería tan incómodo. Sin embargo, ahora se daba cuenta de que tenía que adelantar su cronograma.
En ese momento, Sanni ya había traído una toalla fría para aliviar la cara de Zhou Xiao, mientras que Erni había limpiado la de Zhou Ying.
—¿Te duele? —preguntó Yang Ruxin, mirando a Zhou Xiao.
